La estrategia de colocar información falsa o “averiada” en los medios de comunicación no era una obsesión del excomisario José Manuel Villarejo sino una necesidad para las actividades de su empresa Cenyt. En su presunta organización criminal se ofrecía a los clientes, entre otros servicios, “maniobras de intoxicación informativa” para destrozar la reputación de políticos, empresas o particulares. La Fiscalía Anticorrupción investiga si periodistas publicaron informaciones falsas, con pleno conocimiento, para beneficiar a Villarejo y a sus clientes, según ha podido saber EL PAÍS de fuentes de la investigación. Según las primeras pistas, la contraprestación pudo ser económica o simplemente mediante el suministro de nueva información.
Villarejo no solo hurgaba en las cuentas corrientes de sus víctimas, rastreaba sus puntos débiles o intentaba escuchar sus conversaciones más íntimas. Los quince meses de investigación policial y judicial demuestran que se valió de algunos periodistas y medios de comunicación para dañar la imagen de los enemigos de sus clientes o enturbiar procedimientos judiciales. El denominado Proyecto King (rey en inglés), la primera pieza de la investigación del caso Tandem que le condujo a la cárcel en noviembre de 2017, arroja datos y supuestos pagos a periodistas para destruir la reputación de Gabriel Mbega Lima, Gabry, ministro de Minas e Hidrocarburos de Guinea Ecuatorial y candidato a suceder en la presidencia de la antigua colonia española a Teodoro Obiang.