La limitación de dos mandatos a los líderes africanos es una medida útil para impedir que un presidente se perpetúe de por vida, pero no es la panacea que asegura la democracia en el continente
Omar Bongo falleció el pasado verano de 2009 en una clínica de Barcelona. A casi 5.000 kilómetros de distancia y 10 horas de vuelo, en Libreville, se generaba un vacío de poder. Se marchaba la persona que había gobernado Gabón durante los últimos 42 años, siendo por entonces el presidente más longevo de África. Atrás dejaba un país gobernado con mano de hierro, sin libertad de expresión, sin prensa libre y autoritario.
El presidente actual es Ali Bongo, quien sucedió a su padre Omar en el poder en octubre, pocos meses después de su muerte. Casi 10 años después, el país sigue a la cola en derechos, libertades y democracia, considerado como un estado autoritario dirigido por “dominante sistema cliente lista que impone fuertes restricciones a sus disidentes”, según definen los indicadores de The Economist Democracy Index y Freedom House.
El atrincheramiento en el poder no se limita a Gabón. Siete de los 10 presidentes más longevos del mundo son africanos y dos tercios de los jefes de Estado que llevan más de 10 años en el poder se encuentran en África. La lista la lidera el dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, quien sigue gobernando 39 años después del golpe de Estado que le aupó al poder. Como Bongo, Obiang ha asegurado la dinastía nombrando a su hijo Teodorín como vicepresidente.
La cultura del strongmen africano lleva a situaciones donde el presidente de un país lo es de por vida. Para revertir esta situación se introdujeron la limitación a dos mandatos presidenciales para un gobernante en la década de los noventa en más de una treintena de países. Hoy por hoy, 15 de ellos han abandonado el poder al consumir su mandato y hasta 15 más tienen un límite de dos mandatos presidenciales. Sin embargo, 10 presidentes han conseguido eliminar tales límites para seguir en el poder. El último fue el presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, quien el pasado mes de mayo fue proclamado en un referéndum “Guía Supremo Eterno”, obteniendo así vía libre para presentarse a los comicios de 2020, a pesar de estar prohibido por la constitución presentarse a una tercera elección.